Es una historia bien larga, pero se la haremos corta. En 1960, la UNESCO hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que los ayudasen a salvar los monumentos antiguos que estaban a punto de quedar sumergidos por la construcción de la presa de Asuán en el río Nilo. España tuvo un papel muy importante en el salvamento de los templos de Abu Simbel y, como agradecimiento, Egipto le regaló a España un templo completo del siglo 2 antes de Cristo.

Minuciosamente desmantelado y enviado por barco y tren a Madrid antes de ser cuidadosamente restaurado, el Templo de Debod está dedicado al gran dios Amón, y ahora está situado en uno de los espacios verdes más bellos de Madrid, el parque del Oeste. Orientado tal como estaba en Egipto, de este a oeste, y rodeado de una alberca poco profunda de agua cristalina, cuenta con dos pasarelas elevadas que conducen al pórtico de columnas del templo y a sus muros llenos de misteriosos jeroglíficos.

Este lugar tan peculiar —es uno de los pocos templos de su tipo que están completos fuera de Egipto, y el único en España— es el más visitado al atardecer, cuando el sol se pone a lo lejos, sobre las montañas de la sierra del Guadarrama, y el aroma de las rosas asciende desde la rosaleda que se encuentra más abajo. Espere a que se enciendan los reflectores para ver las piedras antiguas reflejadas en el agua, y no le resultará difícil hacer volar su imaginación y sentirse como en la época de los faraones.

Pero, además, está a poca distancia andando de la realidad, porque cuando salga del parque y cruce la calle Ferraz, volverá a la zona de pubs, restaurantes y bares de tapas del barrio de Malasaña, donde le espera una cara diferente de esta increíble la ciudad para la recorra.