Queso. La gente con gusto está de acuerdo que es un manjar de los dioses. En lo que no parecen llegar a un acuerdo es en qué país produce el mejor, pero se lo advertimos: cuando se habla de queso, no es recomendable usar la expresión «el mejor». Un Double Gloucester inglés de granja curado es distinto de una porción de parmesano Reggiano de tres años, igual que una lonja de roncal español es distinto de una cucharada de un Époisses de Bourgogne francés

¿Pero dónde comprar esta delicia gastronómica? Una vez más, hay gente que puede discutir hasta que las vacas se vuelvan solas a casa: para los holandeses, tiene que ser L'amuse, en Ámsterdam; para un español es Poncelet, en Madrid; mientras que los suizos no dudan en ir a Chäs Vrenli, en Zúrich. Pero por variedad y selección, nadie puede negar que los franceses han bordado la producción de queso, y las tres tiendas parisinas de Laurent Dubois son lugares de peregrinaje para cualquier persona que entienda el significado de la expresión «Meilleur Ouvrier de France».

Sea cual sea la tienda que decida visitar, prepárese para abrumarse. Tendrá la oportunidad de probar pequeños bocados de los favoritos del día, así que los aromas, las vistas y, sobre todo, los sabores, volverán locos sus sentidos. Además, los conocimientos del personal son incomparables: dígales qué lleva en su cesta de pícnic y ellos le recomendarán el queso idóneo.

Y si quiere llevarse algo a casa, se lo pueden envasar al vacío para que no «perfume» el contenido de su maleta y no pierda la frescura del día que lo compró.