Zoológicos: o te encantan o los odias, pero no se puede negar que tienen un papel importante en la conservación y en la educación Londres, Edimburgo, Ámsterdam, Praga, Bristol: todas las principales ciudades europeas tienen uno, y es una excursión magnífica.

Pero si quiere visitar un zoológico distinto, vaya al magnífico Schönbrunn de Viena, el antiguo palacio imperial de verano. Porque en los bellos jardines podrá ver la colección barroca de animales salvajes del emperador Francisco Esteban, una selva tropical amazónica, un ‘polarium’ diseñado para árticos y, si es muy afortunado (y está despierto), un enorme grupo de osos panda gigantes algo aburridos.

Además de la típica visita sin guía que implica «pasear y echar un vistazo a los animales», hay formas menos frecuentes de disfrutar del lugar. Madrugue para tomar un tour que le permite ver la alimentación de los animales a primera hora de la mañana, acceder a la zonas de trabajo del parque y disfrutar de delicioso desayuno «imperial». O si prefiere algo más relajado, haga una expedición nocturna con gorro de lana y unos prismáticos con infrarrojos para ver qué mantiene despiertos a los animales cuando se apagan las luces.

Pero si le parece que los animales y sus numeritos son algo demasiado salvaje, relájese pensando que está a tan solo unos minutos de una estación del U-Bahn y a un par de paradas del centro de la ciudad, en donde encontrará un montón de oportunidades para disfrutar de los placeres mundanos que ofrecen las cafeterías, bares y restaurantes de Viena.